El escritor Fabián Severo González (Artigas, 1981), docente y poeta, recientemente incorporado a la Academia Nacional de Letras, nos invita a descubrir la frontera a través de su escritura. Radicado en Montevideo desde 2004, ha construido una obra que rescata el portuñol como lengua literaria, reivindicando la oralidad, la vida cotidiana y la identidad única de los pueblos del norte del país.
Autor de libros como Noite nu Norte (2010), con el que obtuvo el Premio Morosoli de Bronce, y NósOtros (2014), acompañado de un disco donde sus poemas fueron musicalizados, alcanzó un amplio reconocimiento con Viralata (2015), novela que en 2017 recibió el Premio Nacional de Literatura. En ella, Severo logra retratar la dureza y la poesía de crecer en la frontera: la lejanía, las heridas de la historia y la búsqueda de escape, pero también la belleza inesperada de un lugar donde las palabras viajan.
Sus textos, llenos de portuñol, capturan escenas de vecinos, mercados, música y gastronomía, mostrando cómo la literatura puede ser un espejo del alma de una comunidad.
En la frontera entre Uruguay y Brasil, las lenguas se mezclan y nace el portuñol. Más que una forma de hablar, es una manera de vivir, compartir historias y celebrar la identidad de dos pueblos que conviven.
Pero la frontera no es solo literatura: es un destino turístico lleno de experiencias auténticas. Desde recorrer los mercados y ferias locales, probar platos típicos de la región, explorar el Valle del Lunarejo y las impresionantes Quebradas del Norte, hasta escuchar música que mezcla ritmos de ambos países y vivir la hospitalidad de sus habitantes, cada visita se convierte en un viaje cultural y sensorial.
Como escribe Severo: “¿Nunca fuiste en Artigas? ¿No? Intonce, andá…”, invitación directa a sumergirse en un territorio donde las palabras, los paisajes y la gente hacen única a la frontera.
El portuñol que aparece en la obra de Severo es también un reflejo de la identidad viva de Artigas y Rivera. Es la manera en que la gente se comunica, celebra, trabaja y comparte su cultura. Vecinos llegando con sus sillas a la plaza en cualquier tardecita, niños en bicicleta esquivando gente y las campanadas del reloj que “cada quince minuto, ordenan el paisaje”, son parte de la vida cotidiana que la literatura rescata.
Severo también nos regala imágenes más poéticas: “Bulevar onde las casa se exageran” o “Celiar López y Elio. Ver que el mundo tiene un tanque de la OSE, una torre de parroquia, un edificio rojo con ascensor, un azul que se cambia de patria”, mostrando la riqueza visual de la frontera.
Por eso, acercarse a la obra de Fabián es también acercarse a la vida misma de la frontera: un lugar donde Uruguay y Brasil se encuentran, se mezclan y se enriquecen mutuamente.
Vení a vivir la frontera a través de su naturaleza, su gente y su literatura. Sumergite en un destino donde cada rincón tiene una historia que contar y donde el portuñol es más que palabras: es vida. Como dice Severo: “Un ratito abajo del sol de Artigas y ya salís hablando artiguense”.
Además de la riqueza cultural y literaria de la frontera, estos departamentos ofrecen experiencias únicas para quienes los visitan. En Rivera, la ciudad binacional con Santana do Livramento, destacan la Plaza Internacional, el Cerro del Marco y sus locales comerciales libres de impuestos. Además, se pueden recorrer el Valle del Lunarejo y las Quebradas del Norte.
Mientras que en Artigas, se puede disfrutar del Carnaval Samba más famoso del interior y conocer la tradición de las piedras preciosas, como las amatistas, a través del turismo minero. Allí, como recuerda Severo, “la noche oscurescente tiene más estrellas de las que uno puede mirar, y un perro ladrando su soledad, como si la madrugada fuera un quiebra-cabeza”.
Severo también nos deja retratos de la vida cotidiana en Artigas: “Niños en bicicleta esquivando la gente”, “Parrilleros de familias con domingo. Sombra de sestear”, “Casona de la antigua aduana, con las pared humedecida”, imágenes que permiten al lector sentir la ciudad y su identidad viva.
Cada rincón invita a descubrir un destino donde la naturaleza, la historia y la identidad fronteriza se viven en primera persona.