Organizadas por operadores turísticos especializados y embarcaciones habilitadas, estas salidas invitan a internarse mar adentro para descubrir especies que rara vez pueden observarse desde tierra firme. Petreles, albatros y, con un poco de suerte, bandadas de palomas antárticas se dejan ver mientras vuelan y se alimentan en aguas abiertas.
Durante más de tres horas de navegación, la experiencia ofrece momentos de asombro constante: aves que surcan el viento a pocos metros de la embarcación, colonias de lobos marinos que descansan en la isla, y la inmensidad del océano como escenario. Los guías expertos y ornitólogos comparten interesantes datos sobre el comportamiento, la migración y la importancia ecológica de cada especie, convirtiendo el paseo en una oportunidad de aprendizaje y conexión con la vida silvestre.
La Isla de Lobos es un santuario natural: alberga una de las colonias de lobos marinos más grandes del hemisferio sur y es un punto estratégico para la conservación de aves marinas y migratorias. Su relevancia científica está documentada desde la década de 1950, lo que la convierte en un lugar emblemático para investigadores y amantes de la naturalezaEn invierno, estas salidas se concentran en el avistamiento de aves pelágicas, mientras que en verano las excursiones se ofrecen con mayor frecuencia y en diferentes horarios, con travesías de aproximadamente dos horas, ideales para todas las edades.
Y, como broche inesperado, el mar a veces regala sorpresas únicas: en la Playa Mansa de Punta del Este, turistas y residentes han llegado a observar a pocos metros de la costa a la majestuosa ballena franca austral, cuyo característico soplido en forma de “V” anuncia su presencia. Estos encuentros espontáneos, difundidos por organizaciones como BallenasUY y Birds & Whales Punta del Este, suman un toque de magia y emoción a cualquier viaje.
Vivir esta experiencia es mucho más que avistamiento de aves: es explorar un Uruguay que protege su biodiversidad y abre sus paisajes a quienes saben contemplarlos.