Por su diversidad de paisajes y propuestas, Rocha es un departamento ampliamente recomendable para visitar en familia. La lista de balnearios que debería estar en el check list es extensa. Independientemente de en cuál de ellos te quedes, las cortas distancias y buenas rutas y caminos, te ayudarán a poder vivir las más diversas experiencias. A nivel de paisajes, la diversidad es enorme: desde hermosas playas hasta paisajes serranos, así como senderos y propuestas en torno a sitios tan diversos como lagunas, montes nativos o monumentos histórico-culturales.
La Pedrera
La Pedrera es un pintoresco balneario asentado sobre un acantilado rocoso, donde todo es calmo, salvo el mar. Sus playas son elegidas para practicar deportes acuáticos, realizar caminatas y cabalgatas e ir de pesca.
Playas como El Desplayado, con una pequeña bahía entre las rocas, ideal para el disfrute familiar o la Del Barco, con un marcado perfil juvenil, donde se concentran surfers para disfrutar de las olas. Su rambla invita a largas caminatas, a sentir el paisaje y observar el paso de las ballenas francas en el horizonte entre julio y octubre. En esta playa además, todavía pueden observarse los últimos vestigios del buque pesquero “Cathay VIII”, encallado desde el año 1971.
Los visitantes estivales no pueden perderse el Carnaval de La Pedrera, con jornadas de intensa diversión. En la avenida principal de La Pedrera, se encuentran el Club Social y Deportivo: centro de espectáculos, eventos y reuniones, una feria artesanal, boutiques y una variedad de pequeños comercios y restaurantes que brindan calidez y servicio para hacer de la estadía del visitante, algo inolvidable.
Punta Rubia
Punta Rubia limita al suroeste con el balneario La Pedrera, y al noreste con el balneario Santa Isabel. Fraccionada en los años 40, su crecimiento se ha visto acelerado luego de la década de 1990.
Además de sus playas, el balneario se destaca por las formaciones conocidas como Cárcavas de Punta Rubia, son socavones producidos en rocas y suelos, muestran pronunciados barrancos y sectores muy erosionados. Se trata de una zona conformada hace 140.000 años que alberga fósiles, vértebras de gliptodonte y diferentes elementos empleados por los indígenas que habitaron la costa.
San Antonio
Un paraíso para vivir la naturaleza, la joya escondida de Rocha. A seis kilómetros del centro de La Pedrera, por la ruta 10 hacia el este (Km 234) por una entrada rodeada de campos llegamos al balneario San Antonio de La Pedrera.
Nos sorprende la combinación de bosque al fondo, y al frente una inmensa playa de arenas vírgenes, blancas bañadas por un infinito mar oceánico. Salvaje vegetación autóctona, bosques de pinos, butia, coronilla, molle, canelón y gran diversidad de aves silvestres son su paisaje característico. Aves y mamíferos en su hábitat natural.
El lugar es exclusivo, con pocas construcciones donde se privilegian la tranquilidad y la naturaleza. Un entorno de mucha paz e intimidad y cuatro kilómetros de costa virgen para disfrutar. Hay luz eléctrica, los caminos y puentes que recorren el balneario se conservan en buen estado y se recomienda tener un vehículo para trasladarse hasta La Pedrera por abastecimiento, restaurantes y bares.
En San Antonio, se disfrutan los sonidos del silencio y del canto de los pájaros.
Atlántica
Sobre ruta 10, a la altura del km 250, entre La Pedrera (22 km) y Cabo Polonio (15 km), se encuentra Atlántica. Un balneario que combina la fuerza del océano Atlántico y la calma de lo agreste y lo rural. En 1935 se inscribió como "Balneario Oceánico Atlántica" y comenzó el fraccionamiento de sus 275 hectáreas. Actualmente viven poco más de 10 personas de forma permanente, además de caballos, vacas y ovejas que pastan junto al océano. Sus habitantes ponen en práctica una filosofía de vida, lejos del bullicio de la ciudad, donde no hay calles sino trillos, algunas casas y ranchos; donde las verdes ondulaciones de repente se transforman en médanos dorados.
Su playa es amplia, interminable y solitaria, solo los restos de un naufragio, una gran caldera de hierro, descansan sobre sus arenas. A diferencia de otros balnearios que se fraccionaron en terrenos de 300 metros, en Atlántica sólo se puede construir a partir de 1.500 como mínimo. De esta manera se garantiza una buena distancia entre una casa y otra. Para los más aventureros que buscan disfrutar de la naturaleza en primera fila, Atlántica promete descansos reparadores y experiencias inolvidables.
Oceanía del Polonio
Entre Atlántica y Cabo Polonio, se sitúa Oceanía del Polonio, otro de los balnearios sobre ruta 10 aún virgen y lleno de encantos naturales en 357 hectáreas. La tranquilidad predomina entre bosques de acacias, pinos, senderos de tierra y la inmensidad del Atlántico. La playa es de mar abierto, ancha y profunda, de fuerte oleaje, muchas veces elegida por surfistas que llegan desde otros balnearios cercanos. Además su extensa costa invita a largas caminatas o cabalgatas, donde observar aves playeras y contemplar los sonidos del mar.
Por las noches el cielo estrellado te sorprenderá, puesto que la la única interrupción lumínica es la del Faro de Cabo Polonio, hacia el norte. Oceanía del Polonio aún no cuenta con muchos servicios, sin embargo hay opciones de casas para alquilar y posadas. Un verdadero oasis de pura tranquilidad en contacto con la naturaleza.
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Puerto de los Botes
El acceso al Puerto de los Botes se encuentra por ruta 9 antes de ingresar a la ciudad de Rocha, en el kilómetro 204.000. Pueblito de pescadores a orillas del Arroyo de Rocha, cuyas callecitas angostas y ranchitos que se abren pegados a la calzada le brindan un aspecto pintoresco. Llegando al arroyo existe un pequeño parque de eucaliptos, con baños públicos y parrilleros.
Barra de Valizas
Barra de Valizas, pequeña población nacida a orillas del mar, hogar de pescadores artesanales y de turistas amantes de la serenidad.
Se puede disfrutar de su tranquila influencia siguiendo los Senderos Valiceros. Ubicada entre enormes dunas y recostada al arroyo de mismo nombre, posee una marcada identidad de pueblo sencillo y cálido, donde conviven pescadores y turistas. Las calles interiores de pasto y arena, las casas sencillas, el gusto por la comida casera y la tranquilidad en la que se vive, embellecen aún más el lugar.
Cruzando el arroyo, se llega al Cerro de la Buena Vista, una formación de granito prácticamente cubierta por arena. Es una pista natural y de pura adrenalina para los fanáticos del sanboard. Durante una caminata por la costa, en dirección a Cabo Polonio, pueden observarse restos del Don Guillermo, barcaza de la marina estadounidense, encallada en el año 1952.
Aguas Dulces
Ubicado en el kilómetro 277,500 de ruta 10, nació como lugar de veraneo de los habitantes de la ciudad de Castillos que, valiéndose de paja, junco y pilotes, levantaban ranchos sobre la arena frente al océano, allá por el siglo XIX. Existen testimonios anecdóticos de cómo eran los baños en la playa a principios del siglo XX, había horarios distintos para hombres y mujeres. En la actualidad, posee la primera playa naturista de la zona, llamada La Sirena, ubicada a dos kilómetros al norte del centro del balneario.
El nombre del balneario tiene que ver con sus manantiales de aguas dulces que, en épocas de la conquista española, fue lugar de paso obligado para las embarcaciones que navegaban el Atlántico para abastecerse de agua bebible.
Es un lugar pintoresco colmado de ranchos y cabañas, destino ideal para los amantes del contacto con la naturaleza, la pesca deportiva y la tranquilidad. Además de descansar, en el lugar se pueden realizar largas caminatas por la playa, donde aún hoy es posible sorprenderse con el hallazgo de más de un elemento de los tantos naufragios ocurridos en la zona, como el Arinos (con su leyenda del tesoro perdido) o el Stavanger, en una zona que atestigua la historia desde el más perfecto silencio.
En sus costas la pesca es abundante y la brisa del mar se hace sentir con entera libertad. Muchas de sus calles y espacios públicos llevan los nombres de los barcos hundidos en las inmediaciones, detalle de particular interés y justicia, en mérito a la cantidad de náufragos que quedaron viviendo y aportaron al desarrollo del lugar.
El ritmo de Aguas Dulces es el de las caminatas (recomendada la caminata hasta Barra de Valizas por la playa), el de las ruedas de mate a la tarde y a la vez, de la movida en sus pubs y feria de artesanos por la noche, sobre su famosa Avenida "Cachimba o Faroles".
Cabo Polonio
Enormes dunas, una colonia gigante de lobos marinos y un singular espíritu bohemio, son los sellos distintivos de este destino que cada vez más seduce a turistas extranjeros de los rincones más diversos del mundo. Sin la presencia de la luz eléctrica, regala uno de los cielos más brillantes de Uruguay.
Punta del Diablo
Punta del Diablo, paradisíaco balneario rodeado de roquedales, de transparentes aguas oceánicas, aire místico y con personalidad.
Desde sus comienzos, un pueblo de pescadores que, sin abandonar esta tradición, se dedicó de lleno al turismo, conjugando una buena cantidad de complejos de cabañas, hoteles y campings, con peñones rocosos ingresando al mar, desde los cuales es posible divisar todo el poblado, disfrutar de la playa protegida por una ensenada para darse un chapuzón o tentar al mar con la pesca deportiva. Caminar descalzo por sus calles de tierra, disfrutar sus playas y conocer su gente, son algunos de los placeres que ofrece este pequeño edén rochense.
Uno de los atractivos a visitar, es la feria artesanal, ubicada en el centro del pueblo. Los artistas de la zona le ponen música a los atardeceres, mientras los turistas se distienden y disfrutan de un trago o una buena cena en base a frutos del mar.
Punta del Diablo es una zona privilegiada para quienes gustan de practicar surf, gracias a que las olas forman grandes picos frente a la playa de La Viuda. Durante la temporada estival, se disputan campeonatos con participación de deportistas locales y de países de la región.
El pueblo debe su nombre a que la zona fue escenario de muchos naufragios en siglos pasados. Este lugar se pobló de pescadores a mediados de 1942, que se dedicaban a la pesca de tiburones, cuyo aceite se exportaba para alimento de los ejércitos durante la Segunda Guerra Mundial.
La Paloma
El principal encanto de La Paloma son sus playas, cada una con una personalidad definida, desde las muy mansas, a las de mayor oleaje. Los más pequeños disfrutarán de El Cabito y los más grandes se acercarán a playas como Bahía Grande (playa accesible), Los Botes o La Balconada. En esta última, ubicada a la derecha del faro, se congregan los visitantes a contemplar el atardecer y aplaudir la puesta de sol, tradición observada sin falta por los veraneantes asiduos.
Enclavada en el Cabo Santa María, cuenta con un puerto de ultramar y uno pesquero, por lo que, para los amantes de la pesca, es un lugar ideal. En el centro de La Paloma se concentran los restaurantes, supermercados, farmacias, inmobiliarias, heladerías, información turística, banco y un centro de reuniones y eventos ubicado en el Centro Cultural. Durante todo el año, se presentan en esta zona las condiciones para la práctica de surf, también se observan en los meses de invierno y primavera, ejemplares de ballena Franca Austral cercanos a la costa.
Ya sea en playas, rocas o muelles, el pescador profesional o aficionado podrá comprobar por qué La Paloma es el quinto centro pesquero del mundo. Al atardecer, se puede presenciar el arribo de navíos de pescadores artesanales, trayendo en sus redes corvinas negras, lenguados, sargos y pequeños tiburones, lo que hace que los visitantes usualmente se queden en las playas hasta pasada la puesta del sol para disfrutar al máximo de todos sus atractivos.
Barra de Chuy
Barra de Chuy es el balneario más oceánico de Uruguay. La extensión de sus playas es ideal para largas caminatas, buscar almejas en la arena, ir de pesca por las barradas del puente que lo une con Brasil o realizar cabalgatas. Es un lugar seguro, de absoluta tranquilidad y con un entorno totalmente natural. Las opciones de alojamiento son diversas, predominan las casas y complejos de cabañas, existiendo también una excelente oferta de camping.
Nació por el año 1914, con la instalación de una estación intermedia de telégrafo inglesa que, mediante tendidio submarino, comunicaba las ciudades de Montevideo y Porto Alegre, pero recién comenzó a funcionar como balneario a partir de la década de 1930.
Destinos: La Paloma, La Pedrera, Cabo Polonio, Valizas, Punta del Diablo
Duración: cinco días