La murga uruguaya es única y en las últimas décadas se ha transformado en una manifestación cultural que cosecha adeptos en todo el mundo.
La murga es una de las mayores expresiones de la cultura uruguaya por su adhesión popular. Si bien se identifica como uno de sus orígenes a Cádiz, (sobre todo desde 1908), han tenido inumerables transformaciones desde finales del siglo XIX.
Las murgas siempre han ejecutado un amplio espectro de ritmos musicales, entre ellas se destaca “marcha camión”, en la cuál se identifican ritmos de percusión del candombe. En cuanto al vestuario y al maquillaje se encuentran vinculaciones con otras expresiones de arte europeas.
La murga uruguaya, actualmente está integrada por 17 componentes: un director escénico y coral, 13 componen el coro o “cuerda de voces”, divididos según su tono de voz y 3 integrantes que conforman la “batería”, compuesta por platillos, bombo y redoblante.
En las últimas décadas su integración es mixta. Las denominadas “murgas jóvenes”, han revitalizado la puesta en escena y el movimiento escénico, así como en otras épocas hubo murgas que marcaron las innovaciones en los espectáculos de cada momento histórico.
Las presentaciones de las murgas que recorren escenarios, “tablados” , públicos y privados, ya sea en Montevideo o en el interior del país, llevan a escena letras con humor, sátira y crítica de la actualidad, valiéndose de múltiples arreglos corales, llamativos vestuarios y creativos maquillajes.
El carnaval nace desde los barrios y la mayoría tiene una murga a la cual alentar, apoyar o seguir, ya sea en los desfiles o en los concursos oficiales, que cuentan con jurados calificadores que otorgan premios y menciones.
Los ensayos son abiertos al público , lo que permite a familias enteras memorizar y entonar sus repertorios. Sin duda es una de las expresiones de la cultura con mayor adhesión popular.
En Montevideo puede visitarse durante todo el año el Museo del Carnaval. Allí se expone la memoria de esta fiesta, parte del ser histórico nacional. Miles de visitantes que llegaron al país fuera de la temporada carnavalera, lograron en sus salas, captar la seducción del carnaval del Uruguay y se propusieron venir a disfrutarlo y compartirlo con los carnavaleros como anfitriones.